jueves, 28 de octubre de 2010
1972 / LA BÚSQUEDA DEL SENTIDO
miércoles, 27 de octubre de 2010
jueves, 21 de octubre de 2010
MEDITACION TRASCENDENTAL III
Fragmento de Meditación Trascendental / 4 conferencias dictadas por Silo en 1972
Veamos ahora la otra cara del ensueño. Este puede mantenerse con firmeza y orientar nuestras actividades hacia su espejismo, alimentando nuestros deseos, nuestras emociones, en esa dirección. Pero este deseo que alimenta el ensueño difícilmente es cumplido, resultando siempre de ello la insatisfacción y el dolor. Si el ensueño pudiera ser siempre satisfecho como sucede en ocasiones, traería sus consecuencias placenteras en ese momento, quedando luego vacío de significado. Efectivamente, el cumplimiento del ensueño trae placer y aunque el logro de ese placer provoque mil inconvenientes, se acomete la tarea para obtener ese resultado.
En ese deseo de apoderarse del espejismo está, precisamente, la raíz de todo dolor y de todo sufrimiento. Hemos distinguido en otra ocasión entre el sufrimiento físico y el sufrimiento mental. El primero puede ser, combatido y cada vez con mayor eficacia según progrese la ciencia y la civilización. El segundo en la medida en que avance la autocomprensión del ser humano. Es un buen paso de autoconocimiento reconocer la distorsión que hacen los propios ensueños de la realidad, descubrir una suerte de núcleo ilusorio que nos orienta en una dirección y finalmente comprender, de raíz, que el deseo de obtener placer lleva al sufrimiento, aún cuando el placer se haga efectivo provisoriamente.
Estamos hablando de comprender, no de negar o de modificar situaciones. Recalco esto último porque me parece de capital importancia. No estamos explicando la forma de solucionar estos problemas, sino tratando de comprenderlos; destacando que sólo una adecuada inteligencia de estos asuntos nos permitirá avanzar. Sucede sin embargo que, en esta altura histórica, se suele esperar respuestas a los problemas sin haberlos comprendido ni medianamente. Una sociedad exitista que busca resultados sin atender a la comprensión, no puede lograr más que la acentuación de conflictos y dolores. Desde luego que podrían darse varias recetas para anestesiar el dolor y obtener la paz de los paraísos artificiales. Por cierto que podría crearse una nueva ilusión, un nuevo opio de los pueblos. Se llame religión o droga (ya crudamente) como sucede en el momento actual, el sistema mismo se ocupa de instrumentar la hipnosis colectiva, de desarrollar su propaganda y ampliar las expectativas de la sociedad de consumo prometiendo felicidad. Pero si esto no diera resultado porque el conflicto aún continuara, siempre quedará en pie el sucedáneo de reemplazar esta sociedad corrupta, que no mitiga nuestro dolor, por una sociedad paradisíaca que eliminará los conflictos.
MEDITACION TRASCENDENTAL II
Fragmento de Meditación Trascendental / 4 conferencias dictadas por Silo en 1972
Nosotros entendemos al ensueño como un fantaseo variable, aunque conectado con toda una constelación que compensa las deficiencias de situación. Todo ensueño está teñido por un tono emotivo que, individualmente y cuando el ensueño es secundario, pasajero, no es muy fácil de advertir. Sí lo es, en cambio, cuando este ensueño se proyecta sobre un determinado objeto y lo fetichiza, como en el caso, de la conciencia emocionada, individual o colectiva. Ahora bien, el ensueño aparece como respuesta de la memoria a los nuevos estímulos y las diversas asociaciones que se movilizan en la ensoñación, pueden manifestarse gracias a estar grabadas por experiencias anteriores.
Así es que toda nueva percepción será completada por la movilización de las percepciones viejas, que en lugar de rejuvenecer a la conciencia, robustecerá el antiguo tronco de la forma mental ya elaborada. Esta forma mental puede ser identificada, aunque sólo provisoriamente, con el núcleo de ensueño. El núcleo de ensueño se manifiesta como respuesta de estructura general y difundida, a estímulos particulares. El núcleo de ensueño es un tono, un clima, un trasfondo de la conciencia, más que una imagen, como puede ser la de cualquier ensueño secundario. Este núcleo posee cierta fijeza y es el que rige los ideales, aspiraciones y las ilusiones generales, en cada etapa de la vida humana.
Cuando el núcleo se desgasta, se producen variaciones importantes de personalidad. Pero mientras esto no sucede, la forma de ver el mundo y de encarar la vida, se mantiene en la misma línea y los quehaceres cotidianos son alimentados por esa ilusión de trasfondo.
El núcleo de ensueño puede ser comprendido también como la compensación de la deficiencia básica de la personalidad en cada etapa vital. Existe un núcleo general para cada etapa vital a partir del cual cada individuo lo matiza con características particulares. El cambio sicosomático de la niñez a la juventud, de ésta a la madurez, etc., es acompañado por el cambio de núcleo. Este puede evolucionar normalmente, según las etapas propias de la edad, pero puede también fijarse en un momento de la vida, aumentando la desconexión entre el individuo y su ambiente con el correr del tiempo. Puede haber regresiones de núcleo o desplazamientos accidentales. En estos casos se observan cambios de personalidad.
Mientras el núcleo permanece fijo y orienta a la propia vida en una dirección, es inútil todo intento que se realice en dirección opuesta. Al contrario, se refuerza su acción. Por otra parte, nunca faltan superestructuras que pueden justificar, más o menos racionalmente, toda actividad en verdad regida por el núcleo en cuestión.
Así es que, aparte de los ensueños que impiden percibir limpiamente la realidad, está ese núcleo, ese tono interno creador de ilusiones, que impide una visión nueva del mundo y de uno mismo.
Cuando el fracaso de los proyectos se patentiza, cuando la desilusión se hace presente, puede uno tal vez estar en condiciones de aprender con sentido nuevo.
MEDITACION TRASCENDENTAL I
Fragmento de Meditación Trascendental / 4 Conferencias dictadas por Silo en 1972
¿Han observado que cuando en ustedes existe alguno de esos fetiches, todas, o muchas de sus actividades, tienden a girar en torno a él? ¿Que ese fetiche se constituye en una suerte de centro de gravedad artificial? ¿Y que el desgaste de esa fe hacia él, a la larga, deja finalmente la experiencia de un amargo vacío? ¿No han comprobado que la pérdida de fe se experimenta como desilusión?
Pues bien, lo que sucede a nivel social en épocas críticas, sucede cotidianamente en la conciencia de todo ser humano. Que en estas épocas ciertos fenómenos se acentúen, no excluye que en todo momento la mente humana ritualice, proyecte y se ilusione.
Todos conocerán, por propia experiencia, esa sucesión de imágenes de la vida cotidiana, en el momento en que un estímulo externo la desencadena. El fantaseo, o el "soñar despierto", no es un fenómeno raro, sino que es normal y corresponde al estado de vigilia ordinaria. Normalmente, en esas imágenes, puede descubrirse un tono común a todas ellas: un mismo trasfondo emotivo. Particularmente en situaciones opresivas o de cansancio, estas imágenes tienden a fortalecerse. Ahora bien, si los mencionados ensueños cuentan con tal vigor como para ocultar y superponerse a la realidad (y esto es cosa de todos los días), ¿qué no habrá de suceder cuando un determinado ensueño se fija y fortalece hasta tal punto que las actividades personales y los íntimos deseos quedan, directamente, ligados a él?
No creo que se les escape la relación entre las ilusiones sociales que fetichizan determinados objetos y los simples ensueños cotidianos. En ellos dos, existe en función el mismo mecanismo de fuga y de trasfondo emocionado.
Profundicemos otro poco. Habrán diferenciado los simples y ocasionales ensueños que no se repiten, de aquellos otros que aparecen frecuentemente y que, en ocasiones, pueblan hasta el mismo sueño nocturno. Estos son de mayor importancia que los primeros por la fijeza que los caracteriza.
Algunos buenos observadores habrán captado que el deseo de realizar determinados ensueños de ese tipo ha orientado en ocasiones una pretendida vocación que luego fracasó. Aspiraciones que no pudieron ser cumplidas, actividades que se frustraron al desgastarse su motivación. No es éste el momento adecuado para intentar una explicación del mecanismo de los ensueños, pero, a mi ver, deberían tenerse muy en cuenta sus realidades personales y su proyección social y advertir que hasta podría esbozarse una descripción conductual en base a la actividad del ensueño.
H. VAN DOREN
Cuando la prédica de Silo, algo insólito en este continente americano, algo fuera de lugar, completamente en este contexto cultural colonial, se lanzó a todos los vientos, ¿qué fue lo que recogió nuestra intelectualidad? Recogió la burla periodística y se informó acerca del número de zapatos de Silo, acerca de su estatura, acerca de su peso, acerca de sus preferencias por tales o cuales clubes de futbol. Hasta el día de hoy, no he leído una sola crítica inteligente o por lo menos erudita de nuestros intelectuales. Todo ha sido desproporcionado y rídiculo.
El colonialismo cultural a que está sometida nuestra América impide ver que en ella ha surgido algo nuevo, algo que le da sentido. Como de costumbre, nuestros intelectuales siguen mirando a Europa, URSS o USA y es curioso que allí (y no acá, por cierto) se estudien los aportes del pensamiento siloísta.
Visto todo esto y no por falta de fe, sino por una suerte de fatiga moral, es que me abstengo de hacer más consideraciones que resultarían por ahora inútiles a nuestros estudiosos de Latinoamérica.
Por estas extrañas asociaciones, recuerdo ahora esta frase: "Si los tuyos te rechazan, sacude el polvo de tus sandalias y ve y predica a los gentiles en mi Nombre..."
H. Van Doren
Octubre de 1972
martes, 19 de octubre de 2010
1969 - LA CURACIÓN DEL SUFRIMIENTO
Si has venido a escuchar a un hombre de quien se supone se transmite la sabiduría, has equivocado el camino porque la real sabiduría no se transmite por medio de libros ni de arengas; la real sabiduría está en el fondo de tu conciencia como el amor verdadero está en el fondo de tu corazón.
Si has venido empujado por los calumniadores y los hipócritas a escuchar a éste hombre a fin de que lo que escuchas te sirva luego como argumento en contra de él, has equivocado el camino porque este hombre no está aquí para pedirte nada, ni para usarte, porque no te necesita.
Escuchas a un hombre desconocedor de las leyes que rigen el Universo, desconocedor de las leyes de la Historia, ignorante de las relaciones que rigen a los pueblos. Este hombre se dirige a tu conciencia a mucha distancia de las ciudades y de sus enfermas ambiciones. Allí en las ciudades, donde cada día es un afán truncado por la muerte, donde al amor sucede el odio, donde al perdón sucede la venganza; allí en las ciudades de los hombres ricos y pobres; allí en los inmensos campos de los hombres, se ha posado un manto de sufrimiento y de tristeza.
Sufres cuando el dolor muerde tu cuerpo. Sufres cuando el hambre se apodera de tu cuerpo. Pero no solo sufres por el dolor inmediato de tu cuerpo, por el hambre de tu cuerpo. Sufres, también, por las consecuencias de las enfermedades de tu cuerpo.
Debes distinguir dos tipos de sufrimiento. Hay un sufrimiento que se produce en ti merced a la enfermedad (y ese sufrimiento puede retroceder gracias al avance de la ciencia, así como el hambre puede retroceder pero gracias al imperio de la justicia). Hay otro tipo de sufrimiento que no depende de la enfermedad de tu cuerpo sino que deriva de ella: si estás impedido, si no puedes ver, o si no oyes, sufres; pero aunque éste sufrimiento derive del cuerpo, o de las enfermedades de tu cuerpo, tal sufrimiento es de tu mente.
Hay un tipo de sufrimiento que no puede retroceder frente al avance de la ciencia ni frente al avance de la justicia. Ese tipo de sufrimiento, que es estrictamente de tu mente , retrocede frente a la fe, frente a la alegría de vivir, frente al amor. Debes saber que este sufrimiento está siempre basado en la violencia que hay en tu propia conciencia. Sufres porque temes perder lo que tienes, o por lo que ya has perdido, o por lo que desesperas alcanzar. Sufres porque no tienes, o porque sientes temor en general... He ahí los grandes enemigos del hombre: el temor a la enfermedad, el temor a la pobreza, el temor a la muerte, el temor a la soledad. Todos estos son sufrimientos propios de tu mente; todos ellos delatan la violencia interna, la violencia que hay en tu mente. Fíjate que esa violencia siempre deriva del deseo. Cuanto más violento es un hombre, más groseros son sus deseos.
Quisiera proponerte una historia que sucedió hace mucho tiempo.
Existió un viajero que tuvo que hacer una larga travesía. Entonces, ató su animal a un carro y emprendió una larga marcha hacia un largo destino y con un límite fijo de tiempo. Al animal lo llamo Necesidad, al carro Deseo, a una rueda la llamó Placer y a la otra Dolor. Así pues el viajero llevaba su carro a derecha e izquierda, pero siempre hacia su destino. Cuanto más velozmente andaba el carro, más rápidamente se movían las ruedas del Placer y el Dolor, conectadas como estaban por el mismo eje y transportando como estaban al carro del Deseo. Como el viaje era muy largo , nuestro viajero se aburría. Decidió entonces decorarlo, ornamentarlo con muchas bellezas, y así lo fue haciendo. Pero cuanto más embelleció el carro del Deseo más pesado se hizo para la Necesidad. De tal manera que en las curvas y en las cuestas empinadas, el pobre animal desfallecía no pudiendo arrastrar el carro del Deseo. En los caminos arenosos las ruedas del Placer y el Sufrimiento se incrustaban en el piso. Así, desesperó un día el viajero porque era muy largo el camino y estaba muy lejos su destino. Decidió meditar sobre el problema esa noche y, al hacerlo, escuchó el relincho de su viejo amigo. Comprendiendo el mensaje, a la mañana siguiente desbarató la ornamentación del carro, lo alivió de sus pesos y muy temprano llevó al trote a su animal avanzando hacia su destino. No obstante , había perdido un tiempo que ya era irrecuperable. A la noche siguiente volvió a meditar y comprendió, por un nuevo aviso de su amigo, que tenía ahora que acometer una tarea doblemente difícil, porque significaba su desprendimiento. Muy de madrugada sacrificó el carro del Deseo. Es cierto que al hacerlo perdió la rueda del Placer, pero con ella perdió también la rueda del Sufrimiento. Montó sobre el animal de la Necesidad, sobre sus lomos, y comenzó al galope por las verdes praderas hasta llegar a su destino.
Fíjate como el deseo puede arrinconarte. Hay deseos de distinta calidad. Hay deseos más groseros y hay deseos más elevados. Eleva el deseo, supera el deseo, purifica el deseo!, que habrás seguramente de sacrificar con eso la rueda del placer pero también la rueda del sufrimiento.
La violencia en el hombre, movida por los deseos, no queda solamente como enfermedad en su conciencia, sino que actúa en el mundo de los otros hombres ejercitándose con el resto de la gente. No creas que hablo de violencia refiriéndome solamente al hecho armado de la guerra, en donde unos hombres destrozan a otros hombres. Esa es una forma de violencia física. Hay una violencia económica: la violencia económica es aquella que te hace explotar a otro; la violencia económica se da cuando robas a otro, cuando ya no eres hermano del otro, sino que eres ave de rapiña para tu hermano. Hay, además, una violencia racial: ¿crees que no ejercitas la violencia cuando persigues a otro que es da una raza diferente a la tuya, crees que no ejerces violencia cuando lo difamas, por ser de una raza diferente a la tuya? Hay una violencia religiosa: ¿ crees que no ejercitas la violencia cuando nos das trabajo, o cierras las puertas, o despides a alguien, por no ser de tu misma religión? ?Crees que no es violencia cercar a aquel que no comulga con tus principios por medio de la difamación; cercarlo en su familia, cercarlo entre su gente querida, porque no comulga con tu religión? Hay otras formas de violencia que son las impuestas por la moral filistea. Tú quieres imponer tu forma de vida a otro, tú debes imponer tu vocación a otro...¿ pero quién te ha dicho que eres un ejemplo que debe seguirse? ¿ Quién te ha dicho que puedes imponer una forma de vida porque a ti te place? ¿Dónde está el molde y dónde está el tipo para que tú lo impongas?... He aquí otra forma de violencia. Únicamente puedes acabar con la violencia en ti y en los demás y en el mundo que te rodea, por la fe interna y la meditación interna. No hay falsas puertas para acabar con la violencia. Este mundo está por estallar y no hay forma de acabar con la violencia! No busques falsas puertas!. No hay política que pueda solucionar éste afán de violencia enloquecido. No hay partido ni movimiento en el planeta que pueda acabar con la violencia. No hay falsas salidas para la violencia en el mundo... Me dicen que la gente joven en distintas latitudes está buscando falsas puertas para salir de la violencia y el sufrimiento interno. Busca la droga como solución. No busques falsas puertas para acabar con la violencia.
Hermano mío: cumple con mandatos simples, como son simples éstas piedras y ésta nieve y éste sol que nos bendice. Lleva la paz en ti y llévala a los demás. Hermano mío: allá en la historia ésta el ser humano mostrando el rostro del sufrimiento, mira ese rostro del sufrimiento... pero recuerda que es necesario seguir adelante y que es necesario aprender a reír y que es necesario aprender a amar.
A ti hermano mío arrojo ésta esperanza, ésta esperanza de alegría, ésta esperanza de amor para que eleves tu corazón y eleves tu espíritu, y para que no olvides elevar tu cuerpo.
1969
DATOS BIOGRÁFICOS
Fragmentos de un biografía publicada en 1999:
El ambiente de singularidad que rodea a Silo no proviene de sus ideas que, aceptables o no, son claras y tienen un discurso bien estructurado. Más bien, hay que buscar las razones del misterio y la ambigüedad que lo rodea en tres factores, dos ajenos a él y uno que le compete. Los factores ajenos:
1. El estado mental de las dirigencias argentinas, militares y civiles
2. La actitud de los medios de comunicación locales.
3. Lo que es imputable a Silo es su molesta independencia de los factores de poder y el ejercicio de su libertad.
El primero en prohibir y difamar a Silo fue el dictador Juan Carlos Onganía. Sus más pertinaces perseguidores fueron José López Rega, responsable de la banda parapolicial "triple A" y Ramón J. Camps, genocida. Estos personajes percibieron que la prédica de Silo por la “no violencia” hacia peligrar sus intereses y al sistema violento que defendían. Así, persiguieron sus ideas, amenazaron y cometieron atentados y homicidios contra los miembros del Movimiento generado espontáneamente por esas ideas.
Por otra parte, Silo es un hombre de hábitos sencillos y austeros, ajeno al espectáculo del poder y a la publicidad. No es un hombre de "relaciones mediáticas". Finalmente, ha pensado, escrito y hablado sobre todos los temas que interesan al ser humano, rozando o incursionando decididamente el terreno de la psicología, la religión y el de la política, promoviendo siempre la metodología de la “no violencia” activa para el cambio social y personal. En suma, ha lesionado intereses, ha puesto en su lugar a los ridículos y ha ignorado a los dispensadores de fama. Pero lo irritante para el Sistema es que Silo, aunque él no se lo proponga, es un líder, un Guía espiritual. Una persona cuya conducta es inspiradora; cuyas ideas llenan un vacío y, sobre todo, dan una orientación de futuro diferente.
"Que piense, vaya y pase", ha sido la postura pragmática. Pero que un pensamiento original, que abarca la existencia y la experiencia humana, suscite la adhesión de gentes muy diversas y dé lugar a una organización de voluntarios activa y en crecimiento, esto ha sido intolerable.
El hostigamiento corrió siempre por la misma vía: se trató de restar méritos a sus aportes, se ocultaron sus escritos y dichos para plagiarlo, se tergiversaron sus ideas-fuerza utilizándolas como slogans publicitarios. Nada de esto impidió que su visión del mundo se abriera paso y sus palabras llegaran al corazón de la gente sencilla.
La intención de degradar es la que subyace en las diferentes injurias que se le han hecho desde el poder de turno. No es, por cierto, la mirada desprejuiciada de los académicos rusos que lo distinguieron con el doctorado honoris causa en 1993. Así escribíamos en 1999.
La difusión de su ideario no violento lo llevó, en 1981, a dictar conferencias en distintas ciudades de Europa, gira que incluyó un acto en India. Fueron sucesos difíciles de encuadrar, porque Silo dio su mensaje ante miles de personas congregadas en salones y estadios cubiertos y en grandes espacios abiertos, como la playa de Choupaty, en Bombay. Se conoció así, lo que ellos mismos denominaron la “corriente no violenta de raíz latinoamericana”. Posteriormente sus conferencias han tenido por escenario universidades, centros culturales y la vía pública en casi todo el mundo, logrando una adhesión creciente que ya involucra a millones de personas en 140 países.
Recientemente, la postura de los medios de comunicación masivos parece haber cambiado y está llegando el reconocimiento de instituciones, personalidades y medios de difusión en Europa, en Asia y –más tímidamente- en nuestro país. Los medios han bajado las barreras del prejuicio y se muestran dispuestos a permitir la libertad de expresión de este pensador. En 2006, su prédica por la Paz mundial, que hizo centro en el desarme nuclear, ganó las plazas, las calles y, por primera vez, las pantallas de televisores, cines y estadios. Hoy, son millones quienes escuchan a Silo y muchos más parecen disponerse a escuchar a un hombre bueno cuya palabra inspira suavemente el espíritu.
Sus últimas exposiciones públicas en la montaña se han convertido en peregrinajes masivos. En 1999, al conmemorarse el 30º aniversario de su primera arenga pública, unas cuatro mil personas acudieron a escucharlo en Punta de Vacas, el desolado paraje donde habló por primera vez a unas doscientas personas. En 2004 fueron alrededor de siete mil y en 2007 el número creció a más de 10 mil. El Parque allí construido recibe visitas permanentes y ha sido llamado por la prensa “Atalaya de la fe.”
Desde 2002, año en que Silo presenta El Mensaje (un rescate de la individualidad en todo acorde con su mirada social solidaria) han ido surgiendo en todo el mundo Salas urbanas y Parques. Estos espacios de meditación e inspiración espiritual se están desarrollando en los cinco continentes. Algunos de ellos son Parque Punta de Vacas, Manantiales, La Reja, Carcarañá, Kohanoff y Caucaia en Sur América; Red Bluff en América del Norte; Attigliano y Toledo en Europa y, ya iniciados los proyectos, los Parques de Asia y de África.
Las referencias personales que da Silo son escuetas: su nombre es Mario Luis Rodríguez Cobos, nació en Mendoza el 6 de enero de 1938. Está casado con Ana Cremaschi, es padre de Alejandro y Federico y reside en un pequeño pueblo (Chacras de Coria) en los alrededores de Mendoza. Es escritor y, desde hace unos años, abandonó parcialmente sus actividades agrícolas.
Sus principales obras publicadas son: Humanizar la Tierra, Contribuciones al Pensamiento, El día del León Alado, Experiencias guiadas, Mitos raíces universales, Cartas a mis amigos, Diccionario del Nuevo Humanismo, Habla Silo y Apuntes de Psicología. También se han editado dos tomos de sus obras completas. Estos libros se han traducido y publicado en los principales idiomas, lenguas y dialectos y es lectura corriente de jóvenes contestatarios, de la Nueva Izquierda, de humanistas, ecologistas y pacifistas. A partir del año 2002, como hemos dicho, Silo impulsa El Mensaje, una dimensión espiritual.
Si hubiera que esquematizar un perfil, diríamos que Silo es el ideólogo de una corriente de pensamiento: Nuevo Humanismo o Humanismo Universalista (o Humanismo Siloísta, aunque él rechace esta denominación); un movimiento político-social no violento: el Movimiento Humanista, y una expresión espiritual: El Mensaje.
La doctrina de Silo abarca, en suma, los temas fundamentales que interesan al ser humano.