jueves, 10 de marzo de 2011

1981 / Hoy, y no mañana, inicia una vida nueva


Formar comunidades de familia, de compañeros de trabajo, de amigos, de vecinos, formarlas en las ciudades y en los campos como fuerza moral que dé fe en sí mismos a los individuos y los conjuntos humanos, será crecer espiritualmente mirando el rostro de tu hermano para que también crezca.

Y si crees en Dios, considera su infinita bondad y su designio de que el ser humano se ponga un día en pie y honre a la Tierra humanizándola.

Debes empezar una vida nueva y debes tener fe en que puedes hacerlo.

Pero ya hemos hablado demasiado y necesitamos ahora hacer.

Para que lo dicho sea posible, acompáñame en un acto libre, valiente y profundo que sea además un compromiso...

Pongámonos en pie y preguntemos a nuestro propio corazón: "¿Es necesario para mí y para otros que fortalezca mi fe en la vida?"

Entonces, en silencio, escuchemos la respuesta de nuestra voz interna. "¿Es necesario para mí y para otros que fortalezca mi fe en la vida?"

"¿Quiero fortalecer mi fe en la vida?"

"¿Creo firmemente que se fortalecerá mi fe en la vida?"

"¡Entonces, que brote en mí la fuerza y la luz de la vida!"

Hoy, y no mañana, inicia una vida nueva. Saluda a tu padre y a tu madre, a tu marido o a tu mujer; a tu amigo y tu enemigo, y diles con el corazón abierto: "Algo grande y nuevo ha pasado hoy en mí". Y explícales luego lo que pasó para que ellos también puedan llevar este mensaje de reconciliación.

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