viernes, 5 de agosto de 2011

1975 - La preocupación no está en adquirir cosas sino en dejar mentalmente cosas


SOBRE LA BÚSQUEDA DEL OBJETO. Yo creo que nuestro problema mayor es que todos buscamos objetos, y que algunos pueden no buscar objetos pero pueden buscar completarse internamente. Esta búsqueda también trae contradicciones: hay quien se considera incompleto internamente entonces hace fuerza por integrarse internamente, por ser completo en sí mismo. Sea que alguien busque objetos afuera o sea que busque completarse internamente, de los dos modos sufre contradicción.
En general los buscadores de cosas espirituales buscan o “la conciencia mística”, o buscan un dios, o buscan estar completos, iluminados. El Buda planteó ese mismo problema y explicó que para lograr la iluminación no había que buscar la iluminación. Pero, entonces, ¿cómo se va a lograr una cosa si no se la busca? Es que nosotros no buscamos lograr una cosa, nosotros no planteamos esto en sentido posesivo. Nosotros no decimos que haya que tomar algo para integrarlo, que haya que tomar objetos para tenerlos; nosotros decimos otra cosa: que hay que suprimir las contradicciones, suprimir el sufrimiento.
Nosotros definimos nuestro trabajo no como de “mano llena”, sino como de “mano vacía”. Ustedes saben cómo se cazan algunos monos: se coloca arroz en un tronco de un árbol, en un orificio pequeño; entonces el mono mete la mano en el agujero, toma el arroz y no puede sacar la mano; el mono ve que lo van a cazar ¡pero tampoco quiere soltar lo que tiene en la mano! ¡El mono sufre una gran contradicción!
Nosotros decimos que no se trata de lograr cosas ni de lograr estados superiores de conciencia tampoco; nosotros hablamos de la mano vacía, nosotros hablamos de suprimir el sufrimiento interno, nosotros decimos de soltar las búsquedas internas. Nosotros no nos rendimos frente al dolor, a nosotros nos preocupa salir de la contradicción, entonces esa preocupación no está en adquirir cosas sino en dejar mentalmente cosas. Tú puedes tener cosas en la vida cotidiana, pero tú no estás buscando llenarte de cosas. Te pueden interesar mucho los estados superiores de conciencia, pero te creas mucho dolor interno. Parece que se lograran cosas haciendo el vacío y no llenándolo. Tú lograrás más atención cuando trates de lograr un vacío en tu mente y no cuando la contemplas sobre un objeto; así sucede con muchos fenómenos.
En general, nosotros estamos habituados y educados a lo opuesto; estamos acostumbrados a tomar no sólo objetos sino personas. Nosotros queremos tomar a los sentimientos de las personas, queremos ser queridos, queremos ser reconocidos, queremos ser amados. La misma forma nuestra de amar es una forma posesiva. Nosotros amamos con violencia; no se nos ocurre cómo pudiéramos amar sin cierta violencia, pero para todo hay formas.
Está bien que nosotros conozcamos cosas, que nos informemos acerca de cosas, uno puede informarse de muchas cosas, pero no puede imponerse la creencia de que nuestra información soluciona los problemas. En general, la gente de formación intelectual cree que el acumular datos soluciona sus problemas internos. En realidad, solucionan muchos problemas de la vida diaria; es gracias a la experiencia acumulada, es gracias a la gente que ha ido trabajando con datos, con técnicas, que la humanidad ha ido resolviendo muchos problemas. Nosotros no podríamos estar acá hablando si muchas generaciones no se hubieran esforzado en elaborar un lenguaje, en elaborar, por último, la ropa que usamos. De ninguna manera descalificamos el esfuerzo humano para solucionar problemas inmediatos. Nosotros estamos diciendo simplemente que el trabajo interno puede no ser similar al trabajo que se hace en la naturaleza, en el sentido que nosotros estamos acostumbrados a la lucha con la naturaleza, con las leyes naturales; y está bien, así se mueve la humanidad. Pero puede ser que esta forma no sea adecuada para el trabajo interno. Entonces, nosotros distinguimos muy bien entre el trabajo que se hace en la naturaleza, en la vida diaria, y la actitud mental que se tiene sobre las propias contradicciones. Si la naturaleza nos impone lucha y todo ese fenómeno de alteración, tal vez la compensación de todo eso debe buscarse en la quietud interna.


Nosotros somos muy amigos de generalizar y creer que las leyes son iguales para todos los fenómenos universales, pero tienen distintos planos de aplicación. En el plano de lo interno no parece válido el sentimiento de posesión; en la lucha con la naturaleza parece imprescindible la posesión. Lógicamente que el sentimiento de posesión puede tener un carácter más individual que social, pero a medida que las sociedades avanzan el sentimiento se va haciendo más social que individual. Pero en materia de trabajo interno no vemos este progreso, no vemos esta evolución.

Nosotros con nuestra conciencia individual, con nuestro “yo” individual, filtramos todos los datos que vienen del mundo o interpretamos al mundo según ese filtro, y las cosas pueden ser muy diferentes a las que filtra nuestro yo. Hay algunos que han llegado más lejos todavía y han creído que ese yo debe ser inmortal. ¡Imagínense qué aburrido puede ser vivir millones de años con ese mismo yo, con ese yo individual, si para el colmo es un yo en contradicción y sufrimiento!
Cuando por algún accidente han experimentado una alegría muy grande, súbita, o han experimentado una comprensión de las cosas también muy grande, o esos fenómenos súbitos de gran emoción, observen ustedes que en esos casos no han pensado en su yo; da la impresión de que hubiera sucedido otra cosa: que el yo hubiera desaparecido. No se han dicho en ese momento: ¿qué me está pasando?; ustedes más bien han contemplado y han sentido esa experiencia, y cuando se han puesto a pensar sobre lo que les está pasando tal fenómeno ha desaparecido. No se sabe si el fenómeno desaparece porque aparece el yo o a la inversa, lo cierto es que ese fenómeno es incompatible con el yo sicológico. Ustedes, sin embargo, pueden decir que han tenido esa experiencia, pero saben que esa experiencia no es la misma que tienen con el yo sicológico. Esa experiencia no es posesiva, esa experiencia es muy amplia, como universal; esa experiencia ni siquiera la atribuyen a ustedes y tienen la emoción que debería ser comunicada a toda la humanidad. Estamos hablando, entonces, de un fenómeno notable para la conciencia humana, en donde el yo posesivo no aparece, en donde no aparece la búsqueda y algo se produce, y cuando queremos producirlo no funciona; tampoco se logra eso por buscarlo.

Si buscamos sentirnos bien es probable que no lo logremos. Si, en cambio, a esa tensión emotiva que tenemos por estar juntos varias personas tratamos de dispersarla internamente, de relajarla, de aflojarla, en realidad no estamos tratando de adquirir cosas, en realidad no estamos pensando en sentirnos bien, estamos pensando simplemente en soltar las tensiones emotivas; y si podemos trabajar en eso de soltar las tensiones emotivas, entonces nos sentimos bien. De manera que procedemos con la mano vacía: nosotros no buscamos sentirnos bien, buscamos aflojar esta tensión, entonces nos sentimos bien por añadidura. Ese es el sentido del trabajo y no es un renunciamiento ni un sacrificio ni una autoeliminación. ¿Entienden aproximadamente la idea?

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