domingo, 28 de agosto de 2011

2010 - EL NUEVO HORIZONTE ESPIRITUAL

Y las nuevas generaciones y la nueva gente y demás, ¿cómo tiene la cabeza? ¿Cómo la pone a la cabeza? ¿Qué proyección hace con la cabeza? ¿Va a seguir pensando como se pensaba en otra época, en la organización de grupos humanos para conducir, esa cosa? No. Eso es una antigüedad, una aburridera y no funciona. Y no funciona. Tendrán que ser cosas con sentido. Y para que las cosas que se hagan tengan sentido, tendrá que haber un nuevo horizonte... ¿Cómo le llamaríamos? Un nuevo horizonte espiritual. Yo sé que la palabra espíritu crea problema, (risas). Claro, por supuesto, imagínense desde la Revolución francesa, hasta hoy... doscientos años machacando, bueno. No nos importa nada. Se necesita un nuevo horizonte espiritual. Y ese nuevo horizonte espiritual, creemos nosotros que está naciendo en el mundo. Mientras, simultáneamente, se van desintegrando todas las estructuras. Y comienzan los desbordes. Los desbordes, en forma. En lugares muy tranquilos, como por ejemplo era hasta hace poco, que sé yo, el Sudeste Asiático. Un lugar tranquilo, con mucho lío alrededor, ¿no? Que Vietnam, que Camboya, que Laos, que todo un despelote. Y ahí los Thai, los tailandeses, quietitos, no pasaba nada. Se normalizaron las situaciones alrededor y estalló el desborde ahí. Nos parece que se abre una etapa de desbordes en todos lados. Va a ser interesante esto. Y si no hay un nuevo horizonte, no nos vamos a poder ubicar en esta situación con cosas de otra época. Cosas de otra época que además nadie quiere. Nadie quiere. Vamos a ver cómo se hace y todo bien, y no hay drama. Y todo bien y no hay drama. No es ninguna tragedia, todo lo contrario. Pero los desbordes, vienen. Ya están. Y no van a servir las explicaciones cuando por ejemplo en los alrededores de Paris se incendien autos, no van a servir las explicaciones: "¡Ah, son descendientes de árabes!" No van a servir esas explicaciones. Siempre están esas explicaciones. Los desbordes vienen y no se van a deber a la agitación... Los agitadores comunistas, los agitadores trotskistas... Hay un malestar total, en todos los campos. Ese malestar se va a ir notando. Y eso de los agitadores... Y vamos para allá. Para las maravillas que hacen los que quieren ordenar todo. Amenazándote con bombas y con metralla en todos lados. Para lo bonito que han hecho las cosas hasta hoy. Para lo bien que han dejado al mundo.

Solamente tenemos un brindis que hacer y levantar las copas. Frente a toda la cosa asquerosa que hay en el mundo, frente a esta desintegración, a esta cosa centrífuga, en todo sentido, hay la creación de vida sintética. Ustedes dirán: "Ah bueno pero van a aprovechar para...". Aprovecharán lo que quieran, pero ése fenómeno, nunca antes se dio. Y es un fenómeno totalmente nuevo que va a traer mucha cola. Si frente a esta desintegración y a esta decadencia total empiezan a aparecer fenómenos de ese tipo, vamos a encontrarnos con la cola de los nuevos tiempos. Hay síntomas de nuevos tiempos, no sólo los desbordes, es un aspecto, hay otras cosas. Hay un nuevo horizonte. Claramente se está perfilando un nuevo horizonte. Así es que no nos va a interesar mucho ya, seguir criticando los desastres del mundo actual. Ya lo conocemos, ya sabemos adónde va. Estamos podridos de perder tiempo criticando los desastres del mundo actual. Ahora vamos... vamos a la vida artificial, (risas). No, pero merece un brindis. ¡Sí lo merece! Que lo van a manipular, que lo van a instrumentar, no cabe la menor duda, eso se ha hecho con todas las cosas. Pero de todos modos, se ha escapado de las manos de los controles de siempre. Se ha escapado. Ahora hay algunos que están enojadísimos con eso. "Hay que dejarse de jugar a Dios", dicen, (risas). A claro, los que tienen que jugar a Dios son ellos; que dicen lo que hay que hacer y lo que no hay que hacer. Pero si lo dicen los otros... Estamos jugando a Dios, y esto de estar jugando a dios me parece que es muy buena dirección, (risas). Muy buena. Muy buena dirección. Como decían nuestros queridos antepasados, ya muy lejanos, "Ni dios ni amo". Pero que haya un espíritu divino en la gente... ¡He! ¡Vamos! Un mínimo de poesía. No se puede ser tan bestia, (risas). ¡Es algo intolerable! Un mínimo de poesía. Y se está abriendo un horizonte. ¿Queremos llamarle un horizonte de poesía, en la práctica? Bueno, como quiera. ¿Una "nueva espiritualidad"? bueno, ¿por qué no? Pero se está abriendo otra frontera mental, ¡sin ninguna duda! Esto no va a terminar en esta caída, como una velita que se va apagando. Todo disminuyendo... No, ¡acá va a ver una! Bueno, bueno. Algo bueno. Con El Mensaje, saliendo de tema volviendo atrás, con El Mensaje, lo que nosotros proponemos en El Mensaje con los escritos que hay, las cosas que se plantean ahí, es eso, darle aire y darle fuego a esa nueva espiritualidad. Y las expresiones van a ser diversas, las que se manifiesten. Pero El Mensaje va a trabajar ahí. Nosotros lo vamos a hacer en salitas, la gente se va a adscribir a esas salitas y lo va a hacer crecer y va invitar a otros a trabajar en eso. Y punto. Y no nos va interesar hacer grandes movimientos, ni afiliar gente, ni un carajo. No nos va a interesar nada de eso. Si no simplemente poner la proa y abrir esa nueva dirección de la conciencia humana. Eso lo vamos a hacer. El Mensaje va para allá. Y saquémonos de la cabeza todas las aspiraciones excesivamente mundanas de andar manejando poderes y... Cambió el mundo, cambió el mundo, cambió el mundo. Para allá vamos. Claro. ¿Cómo no le voy a mirar la cara? Claro. ¿Por qué no? Cambio el mundo. Estamos en otro mundo. Como dicen los españoles ¡ostia!, (risas). Estamos en otro mundo. Claro. Estamos en otra. Está bueno, ¿no? Fuera de esta cosa...

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