martes, 26 de abril de 2011

1986 - Hablemos de la imagen. Hablemos de la movilidad de imagen


Bien, hablemos de otra cosa, hablemos de la imagen. Hablemos de la movilidad de imagen. Hay gentes muy educadas atencionalmente. hay gentes muy estudiosas y con un perfil atencional muy claro, muy preciso, muy fino, hay mentalidades matemáticas en ese campo, precisas. Eso no me garantiza en absoluto la movilidad de imagen.

Pero, ¿qué están diciendo? ¿Están diciendo entonces que un gran pensador o un gran matemático o un gran, qué, puede ser, un hipnotizador y puede ser un sujeto sin flexibilidad de imagen? Sí, estamos diciendo eso (risas). ¡Ah, pero es un gran talento! Sí, sí, como no, dele un premio Nobel de paso, ¿y qué? (risas). Todo lo que usted quiera, pero no hay flexibilidad de imagen. Va a ser un gran adherente a las propuestas del sistema. Ese mismo, ese, sí, ese va a fabricar la bomba para tirársela en la cabeza a otros. Y ese mismo, el de la atención perfilada, ese irreversible, ese mismo, sí, claro que sí. Hay que entender estas cosas, que lo uno no lleva a lo otro. Hay un tipo de educación de la que se pueden sacar gentes que trabajan bien con la atención y que no son garantía de flexibilidad de imagen, ni de crítica, ni de autocrítica. Podrían ser perfectamente autómatas, podrían ser reemplazados absolutamente esos ejemplares de atención precisa, podrían ser perfectamente reemplazados por computadoras. Es más, creo que las computadoras, un poquito las de la quinta generación y las que vengan, creo que van a hacer mejores descubrimientos que ellos (risas). Seguramente ellos van a ser prescindibles o en todo caso van a tener que alimentar los circuitos, echarle carbón a las computadoras (risas), en fin, esas cosas para que funcionen. ¿Con qué funcionan las computadoras? Con carbón, vapor o algo de eso, bueno, podrán ser buenos alimentadores de computadoras, esos de la atención.

Así que para qué necesitamos gente si tenemos computadoras (risas). Si entendemos a la gente simplemente como una atención definida en la dirección en la que la hemos empujado.

Así que estamos hablando de otra función importante de la conciencia que es la imaginación, y no de la imaginación en general sino de la movilidad de la imagen.

No se con qué imágenes trabajará cada cual, hay algunos que tienen un fuerte canal hacia la imagen visual, otros hacia la auditiva y así siguiendo. Hay proporciones distintas en los conjuntos humanos, un 5% se dice, trabaja fuertemente con imágenes auditivas, un 80% con imágenes visuales y así siguiendo. Bueno, sea cual fuere, necesitamos un fuerte manejo de la imagen. Una gran capacidad de conversión de la imagen. Y si ustedes tienen una gran facilidad para la conversión de imagen, movilidad de imagen, y no trabajan con atención, ustedes hacen asociación libre, delirancia (risas). Asociación libre, una cosa se encadena con otra sin dirección, sin dirección. Y sí, es un tipo muy imaginativo, fenómeno, lleno de flores. No estamos hablando de eso. No estamos hablando de imaginación libre, de libre asociación, estamos hablando del manejo de los mecanismos de la imagen. Del manejo de los mecanismos de la imagen y no de la imagen que se nos impone como pasa en el sueño. Si vamos al caso, el sueño es una delicia de movilidad de imagen. Hasta ese que fabrica la bomba, hasta ese sueña y sueña cada cosa que después..., ¡uuuyy!, ni se permite contar lo que ha soñado porque... (risas), estas cosas no son serias, son los restos animales que quedan en la sub-corteza (risas), el centro límbico está actuando.



Hubo un país, ¿pero cómo puede ser?, hace poco, hace poco, que en su cosa social demócrata extraordinaria decidió que había que modificar los planes de enseñanza, lo cual siempre está bien, hay que ver cómo. Estudiaron que había muchos niños en esa sociedad con terrores nocturnos, con líos, por los cuentos de viejas, cuentos de..., sobre todo en esos lugares donde los cuentos que se utilizan eran los de los hermanos Grimm, y bueno, que siempre hay brujas y..., muéstrame el dedito... (risas), es una cosa torturante para los niños. Ellos vieron que en los cuentos infantiles y demás había elementos que luego aparecían en muchos temores de la gente en la vida cotidiana. Y dijeron: “Acá hay un lío”, acá hay un lío con esos cuentos. Gente bien inspirada. Los sicólogos de esa sociedad social-demócrata, que quieren ayudar a la gente, a mí se me ocurre que no querrán perjudicar a la gente, ellos quieren, a su modo, todo el mundo quiere. Bueno, entonces decidieron modificar los planes de enseñanza. Y entonces, en los planes de enseñanza y en lo que explicaron a las familias y todo aquéllo, estaba presente esto de erradicar no los cuentos terroríficos y demás que, claro, ya creaban problemas, sino erradicar todo cuento infantil (risas). Son muy graciosos, es muy gracioso lo que les paso. Y entonces recomendaron a la familia y a todo el mundo, hicieron una suerte, no lo hicieron muy estruendoso porque eso ya suena a Fahrenheit, ¿no?, eso de andar quemando libros, eso no se hace; pero se guardaron los libros, hicieron una especie de caza de brujas. Pero con los libros de cuentos. Son tipos increíbles. Con los libro de cuentos, no sólo los libros terroríficos, sino los libros de cuentos en general. Porque preparaban al niño para un mundo que no existe; porque lo sacaban de la línea del eficientismo, de la línea de la modernización que querían introducir en sus estados, de la línea..., era gente que ya desde chiquitos, si le venimos con historias de que a un tipo le salen alas y luego se convierte en no se qué, y luego..., ¿ésto qué tiene que ver con el tornillo que usted tiene que apretar (risas), para que aumente la curva en un 0,28 de la producción, qué tiene que ver? Es un atentado contra el estado (risas). ¡Ah, suprimamos los libros infantiles! Cerca de 20 años les duró el rollo. Organizaron la educación infantil suprimiendo todo tipo de cuentos, tanto los terroríficos como los gratificantes, todo aquéllo. Las madres, muy disciplinaditas, tampoco, nada de cuentos, nada de historias, suprimieron esas maravillosas obras de arte de la ciencia-ficción que son los libros religiosos (risas), dioses que vienen llenos de truenos y rayos, tipos que van y suben cosas, ¡faf!, ¡squash! Síííííí, una novelita de ciencia-ficción una piojería al lado, imagínense ustedes, la Biblia, el maharata, el... ¡uuuyyy...!, ¡brillante!, ¡delirante! (risas).



Estos señores que estábamos contando, y bueno, apartaron todas esas fabulosas novelas de ciencia-ficción, también le desconfiaron a la ciencia-ficción, y eliminaron los cuentos infantiles. Y las madres, no se cómo sería, me hubiera gustado mucho escucharlo, pero, alguien hará un reporte de ésto, las madres en vez de cuentos a los niños no se qué les contarían, debe haber sido muy interesante. No se, las calorías que producen las grasas (risas). Debe haber sido algo lindísimo y absurdo (risas). 20 años estuvieron en ese rollo. Y claro, empezaron a aparecer los jóvenes de 20 años, sus ingenieros, sus..., y no se si es porque ya cambió el signo político y les fue mal a ellos políticamente, no se si fue por eso o por qué, pero dijeron: acá nadie está inventando nada, ésto es de lo último. Acá empezamos a ver una sociedad bien montadita, con sus tornillos y demás, pero todo viene de afuera, los que inventan cosas, los que generan, los que abren nuevos caminos y demás, tenemos que estar todo el día buscando cosas de afuera porque acá a nadie se le ocurre nada, no se les ocurría ni en la administración pública, ¡era un estado burocrático de lo último, cretino y cristalizado! Habla bien de ellos, de todos modos, el hecho de que se dieran cuenta. Y empezaron a abrir los cajones y empezaron a repartir todo bien... (risas). Y no se supo qué pasó, pero hubo gente inteligente, sin duda, que dijo, pero ésto es una grisura, una grisura total de la inteligencia, ¡ha sido un desastre!

Los señores pretendieron, está bien, pobres, ellos veían el lío que se producía con los terrores, los cuentos y las cosas, ¡está bien!, pero ellos pretendieron, sin advertir el problema técnico, ellos pretendieron cristalizar la imagen, fijarla en un canal, en una dirección, sin flexibilizarla, sin posibilidad de transformarla. ¡Fue una catástrofe!, desde el punto de vista de la creatividad, fue una catástrofe total que se reflejó en la producción, en el 0,28% que querían lograr (risas). Así que fail attention con esta cosa. No, no fueron franchutes. Fueron otros, pero bue... Un lío les pasó con ésto, un liazo.

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