Y necesitamos munir de ciertas herramientas a los nuestros para ya no luchar contra la ideología de un sistema, de eso se van a encargar los organismos. Los organismos se van a encargar muy bien de luchar contra los “ideologemas”, porque no son ni ideologías, es algo mal hecho, contra los “ideologemas” del sistema, organismos políticos, organismos, ¿eh?, de eso se van a ir encargando, de luchar contra un sistema político, de luchar contra un tipo de organización social inadecuada y de lo último. De eso se van a encargar los organismos.
Yo estoy hablando de otra cosa. Necesitamos munir a los nuestros de herramientas suficientes, de herramientas internas suficientes como para no creer en esas propuestas de quinta que hace el sistema! Propuestas de muy mala calidad pero, bueno, la gente no tiene otras referencias y ¡qué va a hacer!, creen en ella, en esa hipnosis del sistema por demás burda. Necesitamos munir a nuestra gente de esas herramientas.
Acuérdense qué está pasando ahora. La comunicación directa ha desaparecido. La comunicación es intermediada. Ni hablar de los grandes conjuntos humanos, donde un mequetrefe a través de una pantallita en un segundo llega a cinco millones de personas, por ejemplo, o diez, ¿les gusta doscientos?, doscientos. Podríamos llegar a dos mil. Y sí, claro, ya somos cinco mil millones de habitantes. ¿Y se puede? Y claro, sí, un mequetrefe empolvado puede salir..., es una de las condiciones, se dice que dios es ubicuo, que está en todo lugar y al mismo tiempo. Así que ahora nos encontramos a un mequetrefe puesto acá, pero que se lo ve en todos lados (risas). ¡Esto es fantástico! ¡Es como dios! (risas). Hemos reemplazado a dios por un mequetrefe (risas), ¡y empolvado! Es de lo último (risas).
Así que aparece un mequetrefe diciendo lo que hay que hacer, lo que no hay que hacer, lo que está bien, lo que está mal, claro, claro, y aparece el otro que diserta y explica las cosas y el otro que no está...
Bueno, así que necesitamos munir a los nuestros de recursos sicológicos como para caer en cuenta de toda esa estafa perceptual, de toda esa cosa que se propone, y se propone de modo compartimentado y donde el sistema de crítica y de autocrítica, está de moda ahora la autocrítica, el sistema de crítica y de autocrítica sicológico, ese sistema que se trata de barrer, ese sistema de crítica y autocrítica que es la condición de un nivel más despierto de conciencia, necesitamos nosotros que esté activo. Ustedes saben que una de las condiciones de la hipnosis es eliminar toda referencia del sujeto con el medio perceptual inmediato, que desaparezca toda crítica y que desaparezca toda autocrítica de lo que él está haciendo. Recuerden la experiencia de Jannet y de todos aquéllos, hablando de la histeria, por ejemplo, que ellos lo definían como un estrechamiento del campo de la conciencia sobre un objeto. Ese estrechamiento, que no es exactamente el de la atención, porque el de la atención tiene elasticidad y tiene reversibilidad. En el caso de la histeria, ese estrechamiento del campo de la conciencia permite hacer al hipnotizador, permite que le haga aparecer al hipnotizado, un elefante y el hipnotizado cree que es un elefante. Mientras que una persona no hipnotizada dice: eso no es un elefante. Y aunque vea el elefante, no sé por dónde ha entrado, porque esa puerta es chica, acá no veo una grúa.
A ver si me explico. La reversibilidad, la crítica y la autocrítica de la conciencia permite hacer comparaciones, tiene suficiente elasticidad como para descartar cosas que están dentro del ámbito de lo posible.
En la hipnosis sucede lo contrario. Se estrecha el campo de la conciencia y se lo fija sobre determinados objetos. No tiene reversibilidad, no tiene elasticidad, no tiene desplazamiento, no tiene comparación.
Así que esta falta de comparación, esta compartimentación que se está haciendo en el mundo de hoy de cada conciencia, esta desinformación respecto de temas importantes que permitirían cotejar, comparar, abrir la conciencia y flexibilizarla, este estrechamiento, este especialismo en la información o desinformación, esta forma de vida parcelada, y todo aquéllo, eso se parece mucho a la hipnosis. Es pariente. Y no estoy hablando de un complot, ¡qué complot!, no, no, no hay tal complot.
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