Fragmentos de Meditación Trascendental / 4 conferencias de Silo
Si yo me digo: "desde ahora voy a pensar sin ensueño, desde ahora voy a pensar con total y absoluta conciencia de mí, desde ahora voy a interpretar los conflictos que se me presenten y el sufrimiento que tenga en cada momento...", va a suceder que, dentro de media hora, me he olvidado de mí mismo. He seguido a quienes proponen esos términos, comprobando que no son prácticos.
Los buenos monjes de antaño pasaban revista en sus ejercicios espirituales (Ignacio de Loyola nos da un sistema de listas para pasar revista a nuestros hechos cotidianos: pecados, defectos, tentaciones. Una especie de catálogo donde se hace un cómputo para mejorarse día a día). Bien, a nosotros nos interesa también. En otro sentido, pero nos interesa pasar revista a los hechos cotidianos. No a todos los hechos cotidianos. Si ustedes quieren pasar revista a todo lo que han hecho en 16 horas, tardarán otras 16 aproximadamente. No, se trata de encontrar los puntos en donde el ensueño se ha hecho manifiesto y me ha desviado. Y los puntos del día donde se ha producido conflicto interno, ahondando en la raíz de ese conflicto.
Ese simple y humilde trabajo, sin ojitos en blanco ni grandes decorados, es el que nos permite ir amplificando la conciencia de día en día. Porque en los días siguientes, a medida que realizamos nuestras actividades cotidianas, ponemos en ellas mucha más atención porque las necesitamos como materia prima para nuestra revisión posterior... No sé si me explico... (afirmaciones).
El mecanismo en sí es muy sencillo. Y es de tal utilidad (ahora, quizás no se advierta), que puede modificar nuestro campo de conciencia y puede producir transformaciones revolucionarias en uno. ¡Pero es tan desteñido cómo lo planteamos! ¿Quién va a pensar que se puede provocar una revolución de ese modo?
No hay comentarios:
Publicar un comentario