miércoles, 10 de noviembre de 2010

1972 / OBJETIVO Y SUBJETIVO


Fragmento de Meditación Trascendental / 4 conferencias de Silo

Pregunta: "¿No cree que hay un momento histórico en que lo subjetivo se manifiesta por completo en lo objetivo y que por lo tanto con una revolución que tienda a cambiar lo externo, se cambia lo interno?"

Una buena pregunta. En realidad y por ley de estructura, todo lo que pasa en lo subjetivo tiene que ser reflejo de lo que pasa en lo objetivo. Inversamente, lo objetivo es tal para mi conciencia porque puedo concientizar lo que sucede. Están pues ligados. En principio, si cambio lo subjetivo puedo cambiar lo objetivo, eso dicen los idealistas. Si cambio lo subjetivo, si cambio al hombre internamente, cambio la realidad. Pero no nos equivoquemos de nivel de entidad: si cambio lo subjetivo en mí, cambio la realidad para mí; pero no la realidad en sí. Ahí está el micrófono, pues yo ahora por un buen esfuerzo, me imagino que el micrófono es un elefante. Para mí sin duda que el micrófono cambió, pero el micrófono sigue sin comer hierba.

Veamos lo inverso: cambia la realidad objetiva, de acuerdo a eso debería cambiar mi conciencia que es reflejo de la misma. Perfecto, de acuerdo a eso hacemos la revolución. Enhorabuena, yo antes estaba sometido al patrón, ahora soy comisario del pueblo. ¡Claro que ha cambiado la cosa! Es cuidadoso el que ha hecho esta pregunta, porque dice: "hay un momento histórico (no habla en general) en que lo subjetivo se manifiesta por completo en lo objetivo y que por tanto con una revolución que tienda a cambiar lo externo se cambia lo interno". Fíjense que si se tratara de que la conciencia fuera simple reflejo de la estructura externa o de la base material, si se tratara simplemente de eso, la revolución no surgiría. La revolución es un acto de conciencia querido, que se opone dialécticamente a la misma realidad objetiva que es la realidad que oprime en ese momento. De manera que el reflejo de la conciencia que se opone dialécticamente (dentro de esa forma de pensar hegeliana por cierto) a la realidad objetiva que es oprimente, no es simple reflejo como en un espejo, sino que es negación de la realidad que ahí se me presenta. Una cosa es el reflejo, la imagen que se refleja y que me da la misma apariencia y otra cosa es la negación de la imagen. En el caso dialéctico, lo que se presenta en la conciencia es la negación del mundo oprimente.

Si yo lucho por la revolución, me estoy oponiendo a la situación concreta en que estoy en este momento. ¿O no? Mientras que si fuera simple reflejo de la realidad objetiva, marcharía con el ritmo que las cosas me imponen. ¿O no? El hecho revolucionario es un acto de conciencia querido, si es verdadero o no, no importa.

Ahí viene luego toda la teoría del compromiso y demás, pero es un acto querido. De manera que no es simplemente un reflejo de la realidad objetiva.

Esto es muy interesante. Bastaría con modificar las condiciones objetivas para modificar nuestro nivel de conciencia. Sería magnífico, pero no parece ser así. Parece que esa revolución querida por el revolucionario debería además ser una revolución interna. Debería tratarse de una revolución simultánea y no de una revolución que simplemente actuara sobre uno de los términos. Además, la experiencia social nos dice que la estructura de la conciencia no cambió efectivamente, en los simples procesos de cambio social; que nos encontramos con las mismas apetencias,. los mismos gustos, las mismas pequeñas canalladas.

No hay comentarios:

Publicar un comentario